El césped artificial y el césped natural presentan muchas diferencias, y
una de ellas es su nivel de respetuosidad con el medio ambiente. Si bien es
cierto que el césped natural tiene algunas propiedades muy positivas para
nuestro ecosistema, todos los beneficios del césped artificial no tienen nada
que envidiarle.
El primer y más importante elemento a destacar es el ahorro de agua que proporciona el césped artificial en comparación
con el césped natural. El césped natural necesita ser regado muy a menudo para
que crezca sano; sin embargo, el césped artificial sólo precisa de un poco de
agua de tanto en tanto para que recupere su brillo.
A nivel de mantenimiento, el
césped artificial tiene también fantásticas características: no necesita
podarse ni segarse, lo cual supone un ahorro
de energía muy importante. Y si a este ahorro de energía se le suma que no se emite CO2 al no usar estas
máquinas, esta propiedad se hace mucho más interesante para el medio ambiente.
A todo esto hay que añadirle el tema del uso de productos químicos, como pesticidas o fertilizantes de origen
químico. El césped artificial no
necesita ningún tipo de tratamiento con estos productos, mientras
que el césped natural sí. El uso de estos productos no es nada positivo para el
medio ambiente, ya que perjudican al ecosistema y pueden contaminar aguas
subterráneas, provocando graves daños para plantas, animales y humanos.
En algunos países ya se promueve la instalación de césped artificial para
poder así reducir el consumo de agua, un bien escaso en algunas regiones del
planeta. Como podéis ver, ¡no son pocos los beneficios que aporta el césped
artificial al medio ambiente!
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